¡Sé tú mismo! y otras complicaciones

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«¡Tienes que ser tú mismo!» «Lo que pasa es que no te estás dejando ser…» «Él está intentando ser alguien que en verdad no es.»

¿Cuántas veces han escuchado mensajes similares? En nuestra sociedad, hay un evidente empuje: es bueno e importante «ser quien uno verdaderamente es», natural. Uno tuviera que ser sincero, transparente, honesto, sin recibir influjos o presiones de otros. Esto, siguiendo a Nietzsche y Freud, aún cuando el verdadero ser fuera irracional o «malo».

Como quizás podrán ver, esto tiene muchos problemas. Primero, ¿cómo puede uno apartarse de una cultura que dice que uno se debe apartar de ella? Segundo, ¿cómo puede uno ser libre si está condenado a serlo? Tercero, ¿queremos una sociedad donde todo el mundo actúa «irracionalmente» o «mal»?

Si la sociedad te dice que «seas tú mismo», ¡¿cómo serlo?! Supuestamente, la autenticidad te separaría de aquellos empujes sociales (de tus padres, tus maestros, los medios, los políticos, etc.)… sin embargo, la misma sociedad empuja hacia la autenticidad. Así, si tú eres quien verdaderamente eres, ¿lo eres por ti mismo o por la sociedad? No habría manera de saberlo…

Similarmente, si te dicen que eres libre, ¿no es esto ya una esclavitud? Si tienes «libertad plena», no eres libre; por ejemplo, no puedes no ser libre. La libertad absoluta crea una paradoja: si siempre eres libre, no eres libre a no serlo.

Finalmente, un punto más moral (y menos psicoanalítico): ¿quisiéramos una sociedad donde todo el mundo fuera irracional o «malo»? Ya acá habría una paradoja: ¿cómo sostener la búsqueda del mal? (¿No se pensaría «el mal» como un «bien»?) Quizás (mejor dicho, probablemente), no lo aceptarían en ustedes mismos, pero, aquellas personas que son intrínsecamente malas, ¿convendría que fueran auténticas? ¿Es la autenticidad buena en sí misma, aún cuando pudiéramos ser auténticamente malos? 

En conclusión… La autenticidad es todo un problema. Como ideal social, crea un sistema paradójico: siendo tú mismo, en realidad estás siendo aquello que te pide la sociedad. Se basa sobre una supuesta libertad que nos condena y da rienda a que cada uno saque lo peor de sí.

Frente a una sociedad que empuja hacia la autenticidad, la respuesta más liberadora sería ser uno mismo otro